Jericó, Antioquia, acunó entre sus montañas una tarde donde el arte y la filosofía se entrelazaron en la figura de Susana Ortega, una joven pintora de 16 años, cuya mente desafiante y pincel mágico tejieron una historia que va más allá de su corta edad.
Por Faidiver Durango Durango
Un atardecer en Jericó:
El sol descendía con parsimonia, pintando de tonos cálidos los adoquines centenarios de Jericó. Fue en este escenario, en el que los aromas de la historia y la naturaleza se mezclaban, aquí conocí a Susana Ortega, una artista que llegó de Medellín en un bus cualquiera y que cuando descendió su mirada inquieta trataba de enfocar su objetivo que era mi figura para materializar el encuentro. Ella sin pensarlo trajo consigo la frescura de la juventud y la sabiduría de siglos arropados en su tierna figura adolescente.
La juventud que desafía el tiempo:
Susana, a pesar de sus 16 años, emana una sabiduría que desafía las barreras del tiempo. No es una adolescente común, sino un alma antigua que se refugia en su aún presente niñez. En su mirada, uno encuentra destellos de un pensamiento que va más allá de los límites del aula de clases.
Sentados en la la terraza con la inspiración del aroma del café de tradición Susana compartió sus pensamientos con una elocuencia que podría rivalizar irreverentemente con grandes pensadores de la historia porque sin titubear expone criterios, puntos de vista y solo al escucharla silencio y ella si saberlo, se atreve a ponerme a pensar. La agnosticidad que profesa revela una mente abierta, dispuesta a explorar los misterios de la existencia más allá de las convenciones.
Para Susana, el arte es más que pigmentos en un lienzo; es una senda hacia la libertad del pensamiento. Con cada trazo, sus obras se convierten en manifestaciones visuales de un escape, un éxodo hacia un pensamiento irreverente, estructurado en lecturas que se esconden como tesoros en su biblioteca personal que yace en su cerebro.
La magia en cada pincelada:
Sus pinturas y dibujos son rostros quizás los de ella misma, quizás sus sentidos se fijan en los ojos que dibuja que se convierten ventanas a un alma doliente; son portales que permiten a los espectadores sumergirse en su universo. En cada sombra, en cada trazo, Susana imprime su marca, su sello distintivo. La manera en que capta la esencia de los ojos revela una conexión íntima entre un creador, un universo y su obra.
La conversación con Susana fue un diálogo entre la juventud y la historia, entre las aspiraciones del futuro y las raíces del pasado. Jericó, con sus casas de colores y sus balcones floridos, fue el telón de fondo perfecto para este intercambio de ideas que resonaron entre las calles y que se convirtieron nuevamente en una Atenas en una pequeña e irreverente Grecia llamada Susana.
El Compromiso de un Retorno:
La tarde en Jericó llegó a su fin, pero no antes de que Susana expresara su compromiso de regresar.
Mientras la oscuridad envolvía la ciudad, quedó flotando en el aire la promesa de un retorno, de más conversaciones que explorarían los límites de la filosofía y del arte. Susana soñó con mostrar su obra en Jericó traer sus rostros y sus ojos para que vean su alma.
Susana Ortega no solo pinta cuadros, sino que llego a Jericó esculpir una experiencia, dejando una marca indeleble en Jacom La Revista. Su adolescencia avanzada y su arte evocador son destellos de un mañana prometedor, una promesa de que la creatividad y la reflexión continuarán fluyendo como un río eterno a través de los lienzos de sus ojos y las páginas de su pensamiento.
Aquí la entrevista a Susana Ortega
Háblame de ti. ¿Cuáles son tus aspiraciones, sueños y quién eres?
Soy una persona bastante sencilla; el dinero no es precisamente mi mayor prioridad en la vida. Creo firmemente que desprenderse de lo que uno tiene materialmente ayuda a vivir una vida más plena y a disfrutar más de lo que se tiene o se puede llegar a tener. No significa que sea conformista y tenga como meta ganar un salario mínimo trabajando en algo que probablemente termine odiando. Simplemente significa que lo material debe ser algo secundario también. Mis sueños y aspiraciones no van más allá de vivir, viajar y sentir cada detalle de la vida con cuidado de no perderme nada. Siempre me ha gustado el arte y es una parte de mí y de mi vida. En general, el arte me ha salvado de muchas cosas y encuentro ahí una calma y belleza inmensa. Sería más un sueño que una aspiración el poder vivir de mi arte. Una aspiración es conocer muchos lugares del mundo y que mi arte llegue a conmover a algunas personas, que realmente les llegue a transmitir algo.
¿Cuándo te sientes atraída por la pintura?
He estado atraída a trabajos creativos o artísticos toda mi vida. No puedo recordar realmente cuándo comenzó a volverse algo más que un hobby, pero ha sido algo muy presente desde mi niñez. Recuerdo bastante el primer dibujo que realmente me gustó, fue también por el que empecé a tomarme un poco más en serio el dibujar y pintar. Fue un dibujo de una serie animada que me gustaba mucho de niña, y recuerdo que realmente me sentí orgullosa al terminarlo. Empecé a querer mejorar realmente como artista hace unos cuatro años más o menos. Empecé a hacer más estudios pensando en aspectos técnicos como estructura, luces y sombras, y también comencé a comprender lo que me gustaba dibujar. Más que dibujar, trataba de aprender de cada error y de cada trazo.
¿Qué quieres transmitir en tus pinturas?
Al iniciar desde hace mucho tiempo como un hobby, mis pinturas normalmente no buscan contar una historia o capturar una esencia que no sea estrictamente mía. Siempre comienzo a pintar con una idea vaga de algún sentimiento representado en imagen, y el proceso va dictando de qué se trata realmente la pintura. Al final, cada pintura es un retrato de mi propia mente de alguna manera. Es por esto que no les pongo nombre ni un significado. Es una parte importante de la obra dejarla a la libre interpretación de cada persona. Considero que cada quien interpreta dependiendo de su personalidad y de lo que ha vivido. Por esto, cada interpretación es, en cierto modo, una confesión, así como cada uno de mis cuadros o dibujos son, en cierto modo, un retrato de mi propia alma, y esa es la esencia del arte en mi opinión.
¿Qué te inspira?
En términos generales, me inspira la vida, cada detalle y vivencia, tanto mía como ajena. El mundo y la naturaleza, y la manera en que cada cosa es parte de un todo, veo una belleza inspiradora hasta en las cosas más mundanas. Pero lo que más me inspira son las personas y lo únicas que son todas. Me inspira mucho la manera en que la vida es siempre compartida, por muy solos que nos lleguemos a sentir. Las personas que tenemos en nuestras vidas nos forman de cierto modo y es gracias a esto que, al menos en mi opinión, vivimos con el deseo de disfrutar la vida misma.
Dicen que eres un genio. ¿Cómo responderías a ese calificativo?
Honestamente, no me considero un genio ni tampoco me interesa considerarme de esa manera. Para mí es realmente importante verme como una artista principiante que tiene mucho por aprender y avanzar. Sé que uno nunca deja de aprender y, aún así, me gusta ver el arte como una parte de mí y no como algo que hago estrictamente para ser mejor en ello.
¿Qué artistas admiras?
Admiro mucho a artistas del movimiento impresionista como Claude Monet, Van Gogh y Camille Pissarro por el estilo tan único y característico que tienen. También me inspiran mucho las pinturas surrealistas de René Magritte y de Remedios Varo, ya que demuestran un uso muy especial de la imaginación y la creatividad. Obviamente, también admiro demasiado a maestros del arte como Miguel Ángel, Caravaggio, Botticelli, Da Vinci, entre otros.
¿Cómo ves tu futuro?
En un futuro, me veo viajando por el mundo y conociendo lugares nuevos, o en su defecto, con un departamento o una casa sencilla, un gato y un trabajo que me haga feliz. Un trabajo con el que pueda alcanzar una estabilidad económica y, obviamente, el arte siempre estará presente en mi vida, ya sea como hobby o como una fuente de ingresos más. La idea de mi vida sin pintar o sin crear me parece imposible, lo sé porque hasta ahora no ha habido nada que me dé tanta paz como el arte.
Háblame de tu pintura más querida.
La obra de un artista acostumbra a ser más práctica que proyectos terminados y, en la forma en la que yo veo mis obras, son la gran mayoría simplemente prácticas o estudios. Sé que me queda mucho por aprender y mejorar en el mundo del arte. Es por eso que mis obras más queridas son todos los cuadernos de bocetos donde se ve la evolución y el avance, tanto de mi arte como de mí misma como persona. Veo hasta en los bocetos más feos una parte de mí que dejé plasmada en el papel. De cierta manera, son indirectamente diarios sumamente personales.